Ya te llegó la edad en la
que las responsabilidades y las obligaciones ya no son un juego. Ni modo, a
todos nos llega. Ponte la pila.
Pensar
que cuando tenías veinte los treinta los veías tan lejanos. Ahora que estás
aquí parado sabes que ni tu cuerpo ni tu mente son los mismos: bajar de peso y
enfiestar dos días seguidos se pone complicado. En esta etapa empieza la
verdadera diversión, si lo quieres ver de cierto modo, pero esto conlleva
ciertas responsabilidades, echa ojo de cuáles:
1-
Hablar como bebé
A
ninguna edad deberías hacerlo, pero especialmente a los treinta. Te ves
ridículo y tonto. No importa que seas mujer y tu intención sea tener una
apariencia aniñada; nada lo justifica.
Es momento de quitarte esa mala maña. No comes papillas y juegas con tus
muñecas. Así que no hables como bebé.
2-
Ser un mal anfitrión
Ya
ganas tu lanita, vives solo y presumes saber mucho de productos gourmet. Así
que demuéstralo. No puedes recibir a tus amigos en casa con el refri vacío y
sin una botanita en la mesa. Aprende a ser un buen anfitrión. Ábrete las
puertas del mundo, la gente como recibe da. No lo olvides, ya no tienes quince
para decir “hagamos la vaca”.
3-
Andar con rodeos
Es
el colmo que hayas llegado a los treinta y todavía no sepas decir que no. A la
fecha andas con rodeos, largas y mentiras, en vez de saber comunicar lo que sí
te parece y lo que no. Este es un grave error en todos los mexicanos:
preferimos no contestar el teléfono antes que decir “no voy porque no quiero”.
Adopta la buena costumbre de ser directo y honesto. Ya tienes 30.
4-
Ser flojo para hacer ejercicio
No
hay pretexto que te justifique, tienes que mover el trasero y hacer algo de
ejercicio. Recuerda que tu cuerpo ya no seguirá en forma por milagro divino,
tienes que ponerte las pilas. La ley de gravedad empieza a hacer de las suyas.
No pretendas comer como troglodita, fumar como chacuaco, no hacer ejercicio y
estar bien a los 35.
5-
Tomar cuatro días por semana
Como
dirían mis amigas “ya no estamos en edad”. Tomar muchos días seguidos deja una
resaca tan fuerte que tardamos una semana en salir de ella. Ya no es como en
los viejos tiempos que podías beber diario y estar enterito. Ahora una buena
cruda implica agruras, depresión y hasta problemas en el estómago. Por cada día
de resaca pierdes uno de actividad provechosa. Adopta nuevos vicios menos
dañinos.
6-
Vivir con tus papás
Hay
muchas circunstancias que podrían justificar que vivas con tus papás aún. Pero
si tienes todas las posibilidades para salirte de casa y por comodín no lo has
hecho está mal. Es momento de asumir tus responsabilidades y conocer esta
experiencia. Date tu espacio. Monta tu propio hogar. Antes de casarte es
importante que lo vivas.
7-
Ser nini
Este
punto ni lo explico. Sería el colmo que a los treinta sigas sin hacer nada de tu
vida y que tus papás te mantengan. Los ninis: ni estudio ni trabajo, son un mal
social grave. Ya estás grandecito para seguir con indecisiones. Aunque sea
ponte a vender gelatinas.
8-
Dejarte ir como gorda en tobogán
Después
de los treinta deberías valorar tu vida más que nunca. Estás en esa etapa en la
que aún no estás ruco, pero tampoco eres un chavito. Digamos que es el momento
en el que tus malas mañas y malas decisiones permanecen o desaparecen. Por eso
no te puedes dejar ir como gorda en tobogán. Tienes que tener prudencia y tomar
tus decisiones con mucha inteligencia. Las cosas que hagas a partir de ahora
definirán el tipo de persona en la que te puedes convertir.
9-
Tener una pareja chafa
En
la adolescencia tener algo que ver con quien fuera, se entiende. Es la etapa de
experimentación absoluta. Pero a los treinta seguir teniendo una pareja mal
educada, codependiente, bueno para nada y lucida está fatal. Eso habla de lo
inmaduro que sigues siendo para comprender qué es bueno para ti y que no. Te recomiendo
llegar a los treinta con una pareja inteligente y madura. Ya estás en edad de
merecer algo que facilite tu existencia. No que te la complique.
10-
Tirar el dinero
Es
normal que la gran mayoría no tengamos casa propia a los 30, pero sería bueno que
a partir de ahora hiciéramos un ahorrito para irnos haciendo de nuestras
cositas. Por eso ya no puedes seguir tirando todo tu dinero en tonterías.
Aprende a ser prudente y a gastar el dinero en cosas que realmente valgan la
pena. Ya estás grande para seguir coleccionando juguetitos de Star Wars.
Texto para el periódico MásPorMás. Léanme ahí todos los martes y jueves ;)
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