Dudo mucho que algún día
algún fotógrafo del siglo pasado haya pensado que sus materiales fotográficos,
-sus herramientas sagradas-, terminarían en un museo porque la evolución de la
tecnología haría de las suyas. Es más, dudo mucho que creyeran que el papel estaba
destinado a desaparecer. Qué melancolía me da pensar en el asunto: los métodos
análogos son cada día menos frecuentes y la fotografía artesanal está por
desaparecer.
Esta exposición enaltece el
acto de tomar una fotografía, revelarla y procesarla por medio de métodos no
computarizados. Un clic tiene tantas funciones que su importancia social ha
repercutido en la evolución del mundo; en el registro del paso del tiempo y en
la transformación de los seres humanos. Aquí podrán contemplar ese pasar de los
años.
Me parece muy merecido hacer
un homenaje a todo ese significado por medio de ejemplares auténticos hasta con
175 años de antigüedad. Es un viaje en el tiempo por medio de retratos,
recuerdos, evocación de ciertas situaciones, afectos, oficios, transgresiones y
gustos; remite a muchos sucesos históricos, eventos y personajes
extraordinarios; es más, también muestra lugares y arquitecturas como ámbitos
de vida, viajes, actividades, vínculos y todo aquello que hace posible imaginar
algo más que lo cotidiano. Si son fotógrafos o aficionados, les fascinará.
Hasta el 29 de marzo de
2015. Museo del objeto del objeto. Colima 145, Roma.
Texto para el periódico MásPorMás. Léanme ahí todos los martes y jueves ;)
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