El que conoce el humor de Woody Allen es probable que al llegar a la exposición de West se sienta totalmente identificado con ese humor acido, directo, que cala, pero a la vez, que gusta.
Sin ninguna intensión de ser obras bonitas, por lo contrario, intentan cuestionar lo patético con lo tierno, la bellaza de la fealdad y las similitudes del arte con la vida cotidiana; el título de la exposición alude a algo excesivo, o de una acción que va más allá de los limites razonables.
A Franz le interesa que el público interactúe con su obra con el fin de saber hasta donde se involucra el espectador, física y psicológicamente, con el arte.
La idiosincrasia de cada individuo queda al descubierto ante su respuesta a la participación y cautela con la que se aproximan al arte. Hemos puesto al arte en un puesto tan divino y sagrado que somos incapaces de adoptarlo como algo cotidiano y muy nuestro. Esa es la idea que esta exposición grita, tratando de corregir los conceptos artísticos a algo más mundano y real.
1 comentario:
Nuestros conceptos de "belleza" son a veces tan absurdos, tan estereotipados y faltos de análisis que este tipo de imágenes nos hacen cuestionarnos si debemos ampliar nuestros horizontes y ver más allá.
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