Carlos Aguirre es el
responsable de que la instalación, como expresión artística, exista en México.
Hace 30 años comenzó e incursionó en esta forma de arte multidimensional y hoy
día se le reconoce con esta muestra que reúne sus 100 mejores piezas. El acapulqueño
sigue haciendo de las suyas.
La curaduría corrió un papel
importante en el desarrollo de la exposición, ya que está dividida en siete
apartados con reflexiones importantes sobre la innegable fragilidad de la
existencia humana, el narcotráfico, la pederastia y de los símbolos culturales
en general.
Sin afán de satanizar, son
temáticas difíciles o delicadas que él ha sabido integrar a la escena
contemporánea de manera poderosa, por medio de la utilización de materiales
novedosos y humanos (cenizas, huesos, pulmones y hasta un cerebro humano).
Imagina esos mensajes combinados con restos de personas… La sala del museo se
convierte en un poderoso escenario fúnebre, tétrico y reflexivo. La vibra te
envuelve y te involucra. Resulta una experiencia más allá del arte.
A través de las tres
opciones técnicas de las cuales fue precursor: la tercera dimensión, el gran
formato y la obra para sitio específico, conocerás las interesantes visiones de
Aguirre. Conceptualismo de marcada vocación social, desde sus neográficas
tempranas de los años setenta, hasta las instalaciones monumentales de su
madurez.
Hasta el 27 de septiembre de
2015.
Museo de Arte Contemporáneo.
Texto para el periódico MásPorMás. Léanme ahí todos los martes y jueves ;)
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