Si tuviera que usar una
palabra para describir esta exposición diría sincretismo porque concilia dos
cosas muy distintas en un mismo espacio: el pasado histórico de la humanidad y
el presente. Lo irónico es que resulta tan distinto lo que antes fue a lo que
ahora es que éste ejercicio encaja de maravilla en la palabra antes dicha.
El proyecto lo forman René
Godínez y Carlos Lara, dos artistas plásticos que rondan los 30 años. Son muy
jóvenes y eso se ve reflejado en su perspectiva contemporánea y en la interpretación
que le dan al pasado.
La muestra se desarrolla con
pocas piezas pero de gran formato. Hay una especie de tótems que tienen la
apariencia de ser parte del Museo de Antropología, pero cuando te acercas y los
ves te das cuenta de que son un juego entre una columna milenaria y un poste de
luz actual lleno de anuncios publicitarios. También hay una especie de maqueta
hecha en cemento que simula el plano arquitectónico de unas pirámides. Y un
hombre muy básico, muy rudimentario, --como si fuera un retrato de los primeros
hombres que hubo en la tierra--, pero su cuerpo está lleno de tatuajes hechos
con cincel que representan cosas actuales con un dvd, una cráneo, la frase
“thug life”, etc.
No nos gusta aceptar el peso
que tiene la tecnología en nuestras vidas, pero es parte fundamental del
desarrollo histórico de nuestra generación. Somos una sociedad de consumo,
estamos vinculados a las redes sociales y llevamos escrito en la piel
globalización.
Esta muestra es una maquina
en el tiempo que te llevará al pasado y al futuro en un mismo recorrido. Juega
de manera anacrónica y sin forma; se contradice, quiere que la cultura popular,
la historia del arte y la actualidad se fusionen para ser analizados.
Hasta finales de noviembre
Museo Universitario del Chopo
Texto para el periódico MásPorMás. Léanme ahí todos los martes, jueves y viernes ;)
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